¿Alguna vez, tomando un vino o un postre, os habéis visto reflejados en él? ¿Habéis sentido que ése vino o ése postre se parecía a vosotros o a alguien que conocíais? Seguramente os suene extraña la pregunta y, la verdad, es que nosotros no nos la habíamos planteado hasta que nuestra amiga Sole nos lanzó el reto de maridar su famoso tiramisú para la II cata de tatindevino.
El tiramisú que hace es su vivo reflejo. Dulce, pero con carácter gracias a las proporciones de café y licor. Simpático, debido al toque de chocolate negro. Y con una textura tan suave y envolvente que recuerda a uno de sus abrazos. Tan espectacular que para nosotros era todo un reto encontrar la pareja perfecta.
Teníamos claro que debía ser un vino con mucha presencia para evitar que se sintiera eclipsado, con mucho cuerpo para acompañar esa cremosidad característica, y con un punto de dulzor para armonizar aún más el café y el licor. Con éstas condiciones decidimos decantarnos por un oloroso, un tipo jerez. Y qué mejor opción que el Canasta de Bodegas William & Humbert. De color caoba y olor a azúcar tostado, es aterciopelado y suave en boca, pero con gran calidez debido a sus 19.5º. Simplemente perfecto.
En general, gustó mucho, aunque hemos de confesaros que más de uno terminó algo contento la cata 🙂 Gracias a todos, y sobre todo a Sole (esperamos haberte descubierto un amor más en tu vida). Como cada mes, tenéis disponibles la receta y la fecha del vino en las distintas secciones del blog.
Habéis apostado sobre seguro, Un gran vino!!!
Soleeeeeeeeeeeeeeeee hay que repetir ese tiramisú, en el próximo piscolabis 😉
POst muy currado Cristina, vas creciendo con los maridajes. Para cuando una cata con rímel y tacon??ahí lo dejo….
Seguro que estuvo super dulce sin empalagar, buena reunión, buen maridaje.